Debo empezar por aclarar que soy católico; sin embargo, no escribo este artículo debido a mi credo, sino como miembro de un equipo de economistas que está tratando de cuantificar el valor económico de la labor social de la Iglesia Católica en el Perú. ¿Por qué hacer esto en un mundo cada vez más laico y en donde continuamente se levantan dedos acusadores contra esta institución? ¿Acaso los escándalos en torno a la pedofilia y a su encubrimiento alrededor del mundo no sugieren que tratar este tema es una mala idea? En mi opinión, es justamente ahora, en un momento de cuestionamiento y desencanto con la Iglesia Católica, cuando debemos saber diferenciar a la institución de las personas. Las personas de la Iglesia que han delinquido, por obra u omisión, merecen y deben ser castigadas, por la justicia común, como cualquier otro ciudadano. Pero, ¿qué hacemos con la Iglesia Católica? ¿Es culpable de los actos de algunos de sus miembros? En mi opinión, al igual que las empresas in...
Carlos E. Paredes PhD // Gestión