La naturaleza nos viene golpeando como hace tiempo no lo hacía. La magnitud de las lluvias y de los huaicos no era previsible y todavía no podemos estimar la magnitud del daño, pues no sabemos hasta cuando tendremos que convivir con esta anomalía climatológica. La destrucción de infraestructura y su efecto pernicioso sobre la oferta llevarán a un menor crecimiento económico en el corto plazo, el cual no solo afectará a los sectores primarios (principalmente agro y pesca), sino también a la manufactura y a los servicios, en particular el comercio, el transporte y el turismo. Sin duda, nos está lloviendo sobre mojado. La economía ya se había desacelerado desde hace un buen tiempo y las expectativas (poco realistas) de que con el nuevo gobierno la situación económica se revertiría rápidamente, ya se habían desinflado. De hecho, la desaceleración de la demanda interna, lejos de revertirse en el 2016, se pronunció: creció en apenas 0.9% (muy por debajo del 3.1% del 2015) y en el últi...
Carlos E. Paredes PhD // Gestión