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Humala y PPK: la razón y las emociones


  1. ¿Qué puede pedirse a un nuevo gobierno en materia económica? En el campo macroeconómico sería importante que facilite un aumento de la inversión, sobre todo la privada; que, a pesar de los problemas económicos mundiales, el dinamismo económico de nuestro país siga liderando el crecimiento de América Latina; que la inflación se mantenga muy baja; y que en promedio el déficit fiscal sea menor que aquel necesario para asegurar la sostenibilidad fiscal.

  1. Sería indispensable que todos estos logros macroeconómicos vengan acompañados por mejoras en los salarios reales y una progresiva reducción de la pobreza. También sería importante que las calificadoras de riesgo otorguen mejoras en nuestros ratings. Por supuesto, deberíamos exigir del nuevo gobierno que éste mejore las políticas de educación y salud. No sé si pedir todo esto sea mucho. ¿Es ingenuo esperarlo de un nuevo gobierno? Pero, ¿no es acaso cierto que lograr todo esto resulta indispensable para continuar progresando de manera sostenida?

  1. Créalo usted o no, o mejor dicho, quiera usted creerlo o no, todos estos buenos deseos se alcanzaron durante el gobierno de Humala. Sin embargo, muchos renombrados profesionales y empresarios consideran que el gobierno de Humala ha sido un pésimo gobierno, "el peor de todos desde 1990" (supongo que no incluyeron al de 1985-90 para no quitarle dramatismo a su drástica aseveración...). 

  1. ¿Cómo explicar este divorcio entre los hechos y nuestra apreciación sobre los mismos? Un gran amigo mío, un declarado "Humala-hater" (un “odia-Humala”) me dio una pista para explicar esto en un reciente e-mail: "No necesito leer artículos anti Humala para detestarlo. Es un sentimiento más fuerte que yo y quizá la razón medular para despreciarlo no esté en el plano económico ni en el político, es más bien un tema ético: Humala mintió..." ¡Eso es! Este divorcio no surge del análisis de la realidad, sino se trata de un sentimiento, de una emoción. Y, desgraciadamente, en el terreno de las emociones la razón no juega mayor rol.

  1. Como se vio en el memorándum anterior, el gobierno de Humala también tuvo muchos problemas y deja una economía más débil de la que recibió, pero seamos claros: sus logros económicos se deben a que rápidamente dejó de lado ”La Gran Transformación”, a pesar de que con esto defraudó las expectativas de muchos de sus electores. Y probablemente también sea cierto que nunca podría haber satisfecho a sus detractores, los “Humala-haters”. El odio de éstos no surge de la razón, es básicamente una fuerza irracional. En principio, los gobernantes no deben prestar mucha atención a sus “detractores por principio”, pues no hay mucho que puedan hacer para ganarlos.


  1. Y mirando al futuro, cabe preguntarse: Dado el poco margen de maniobra macroeconómico que hereda PPK, ¿podrá éste superar los logros económicos de su predecesor? Y, al igual que Humala, ¿no debería PPK dejar de lado algunas de sus propuestas electorales para poder ser exitoso en lo económico? En el campo de la relación con sus votantes, ¿defraudará el nuevo gobierno las expectativas de los “PPK-lovers”? Aquí es importante acordarse que muchos de los que votaron por PPK no son “PPK-lovers” sino “Keiko-haters” que pronto se convertirían en “PPK-haters”. ¿Le temblará la mano al nuevo presidente a la hora de defraudar supuestas expectativas de la izquierda radical? Y, más importante aún, ¿cómo hará su gobierno alcanzar los logros económicos que –tal vez irracionalmente– los “PPK-lovers” esperan? Sin duda, PPK deberá cuidar las emociones de su electorado pero, sobre todo, deberá cuidar la razón de sus políticas.

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