Ir al contenido principal

La CTS y el ahorro de los trabajadores

  1. ¿Por qué ahorra uno? La idea básica es “guardar pan para mayo”. Ahorramos para hacer frente a necesidades imprevistas (perder el trabajo, una emergencia de salud) y también para financiar necesidades previsibles en el futuro (solventar mi consumo cuando esté jubilado, pagar la educación de mis hijos o comprar una vivienda u otro activo en el futuro).

  1. ¿Ahorramos muy poco? Algunos plantean que sí, que en el Perú los individuos, en el libre ejercicio de su libertad, no ahorran lo suficiente y que esto es una mala idea. A pesar que el monto ahorrado refleje el ejercicio de la libertad individual y, supuestamente, es producto de una decisión racional que el individuo toma conociendo mejor que nadie su restricción presupuestal intertemporal, hay quienes sostienen que los individuos se equivocan sistemáticamente y que hay que obligarlos a ahorrar más. Así, se obliga a los trabajadores a ahorrar un porcentaje fijo de su sueldo para su jubilación (aporte a la AFP) y también para su eventual desempleo (un doceavo de sueldo anual depositado en una cuenta de CTS en alguna institución financiera).

  1. Si usted considera que el trabajador no está ahorrando en su cuenta de CTS, sino que lo hace la empresa, por lo que la última oración sería incorrecta, su creencia obedece al sesgo legal o contable de su análisis. Si la empresa no estuviera obligada a depositar parte del sueldo del trabajador en una institución financiera, el funcionamiento del mercado llevaría a que el pago de la CTS se traslade al bolsillo de los trabajadores. ¿Es una buena idea obligar a los trabajadores a ahorrar un porcentaje fijo de su sueldo? ¿Facilita esto la formalización del empleo? No lo creo, pero de eso no se trata este artículo.

  1. Este artículo plantea y responde una pregunta que podría parecer ir en la dirección contraria a lo que hasta ahora aquí se ha argumentado. ¿Por qué no se permite que los trabajadores hagan aportes voluntarios a su cuenta de CTS? Si de lo que se trata es de fomentar el ahorro financiero, entonces pareciera que no tiene sentido alguno que no se les permita a los trabajadores ahorrar en cuentas de alto rendimiento como la de CTS en instituciones financieras pequeñas y medianas (en contraposición a cuentas de ahorro o depósitos a plazo no muy grandes, que han rendido de manera consistente por debajo de la inflación).

  1. El que los trabajadores no tengan acceso a cuentas de alto rendimiento, lo que logra es asegurar que cuando el trabajador ahorre en una institución financiera pierda parte de su patrimonio, es decir, que la inflación se coma parte de su riqueza. En este contexto no es sorprendente que gran parte del ahorro no se canalice al sistema financiero y que algunos iluminados sostengan que hay que obligar a los trabajadores a ahorrar más (cuando en realidad estos últimos han encontrado un vehículo mucho más eficiente para ahorrar y proteger su riqueza, como la autoconstrucción o la inversión en activos reales).


  1. ¿Qué hacer? Dar más libertad a los trabajadores. Dejar de impedir que puedan hacer aportes voluntarios a sus cuentas de CTS y abrir así este vehículo aparentemente más rentable y seguro para el ahorro de la clase trabajadora. Esto ya se permite en el caso de los fondos privados de pensiones, donde existe la figura del aporte voluntario. Adaptar esta figura al caso de las cuentas de CTS fomentará el ahorro financiero y promoverá una mayor competencia dentro del sector financiero, con lo que probablemente las tasas pasivas tenderán a ubicarse por encima de la inflación.

Comentarios

Entradas populares de este blog

"Petroperú: crónica de un desastre esperado"

  Fuente: Diario Gestión A mediados de mayo, el ahora renunciante directorio de Petroperú emitió un comunicado en el que dio cuenta de la situación crítica en que había encontrado a la empresa. En él se delinearon las tres opciones existentes frente a la crisis de la empresa. Tras calificar de irresponsable e inmoral solicitar mayor financiamiento del Estado para hacer más de lo mismo (la primera de las tres opciones), solo restaban dos alternativas razonables. La primera era llevar la empresa a su liquidación ordenada; la segunda, fortalecer financieramente a la empresa a la vez que se cambiaba de manera radical su gobernanza y gestión. Para esto resultaba indispensable traer prácticas privadas de gestión empresarial a Petroperú. El directorio presidido por el Sr. Stark recomendó la última de estas opciones y trabajó para que esta se pudiese materializar, pero no encontró eco en el gobierno. Este último parece inclinarse por la opción de “más de los mismo” y, peor aún, con “más de...

"Petroperú: una verdad incómoda"

  Fuente: Diario Gestión Petroperú está a la deriva hace mucho tiempo. Lo sucedido el año pasado es un capítulo más en el costoso declive institucional de la empresa estatal. En febrero, el ministro de energía y minas (Oscar Vera, entonces funcionario con licencia de Petroperú muy cercano a su dirigencia sindical) y el presidente del directorio fueron removidos. En marzo, el gobierno nombró a un nuevo directorio. A los pocos meses, ante la crítica situación de la empresa, el directorio Stark planteó al gobierno cambiar la gobernanza y gestión de Petroperú con la participación y apoyo de una empresa reestructuradora de talla internacional, además de fortalecerla financieramente con nuevos aportes de capital. El directorio Stark se vio forzado a renunciar y, con una empresa descabezada, el gobierno publicó un D.U. para realizar nuevos aportes de capital y préstamos por un monto total cercano a los S/ 10,000 millones. A pesar de que la norma hacía referencia explícita a que debía cont...

El modelo: ¿funciona o no? ¡Ojo con la narrativa!

  Fuente: Diario Gestión – El modelo no solo no funciona, sino que es injusto. ¡Cambiemos la Constitución!  – ¡Tonterías! Con este modelo millones de peruanos salieron de la pobreza, como nunca antes en nuestra historia. Hace dos años, cuando caminaba por la Av. Real en Huancayo, después de presentar mi libro “Resilientes, pero no indolentes” en la Feria del Libro de esa ciudad, llegué a una esquina en que una señora de la región estaba sentada en la acera vendiendo sus tubérculos. Encima de ella, leí una pinta en la pared que decía “¡Cambio de Constitución!” y al voltear hacia el jirón Piura leí otra pinta “¡Paro ya!”. Las imágenes me impactaron –les tomé fotos–, pues en el libro que acababa de presentar explicaba por qué un cambio del capítulo económico de la Constitución no beneficiaría a la mayoría de peruanos.  Desde entonces he participado en una serie de foros donde se ha tratado el tema. En varias de estas ocasiones me sentí asistiendo a un diálogo de sordos o...