- La elección de PPK despertó muchas expectativas en la comunidad de negocios. En los próximos días deberá aprobarse la Ley General de Presupuesto, el instrumento de política fiscal más importante con que cuenta el gobierno. Asimismo, en estos días terminaremos de conocer el uso que le dio el Ejecutivo a las facultades que le delegó el Legislativo. Este conjunto de medidas nos permitirá conocer mejor la visión y los planes para la economía de nuestro presidente-economista. En lo que sigue se esbozan algunas reflexiones en torno a PPKnomics.
- A pesar del efecto positivo de la nueva producción de algunos proyectos mineros este año, es indudable que la economía se ha desacelerado. Nos encontramos en una transición hacia un nuevo equilibro de largo plazo. Los precios de los commodities están y estarán más bajos que los que prevalecieron durante el súper ciclo de los commodities. Y a pesar de la especulación en torno a los posibles beneficios que acarrearía la elección de Donald Trump en este campo, es razonable pensar que en los próximos años habrá menores influjos de capital ligados a la inversión minera y que la tasa de crecimiento potencial de la economía sea menor a la que nos habíamos acostumbrado.
- El gran reto de PPKnomics no está en cuánto creceremos este año o en el 2017. PPKnomics debe evaluarse por cómo se gestionará este periodo de transición; lo crucial es ver si la política económica y, sobre todo, la gestión del Estado contribuyen efectivamente a llevarnos a un nuevo equilibrio caracterizado por un crecimiento sostenible más alto del que hubiésemos alcanzado en caso que hubiésemos seguido haciendo las cosas como antes.
- De continuar haciendo más de lo mismo, probablemente la economía crecería ligeramente por debajo del 4% al año (digamos 3.8%). Si PPKnomics funciona podríamos alcanzar el 5½ o más. Las diferencias en términos de bienestar son notables: suponiendo un crecimiento poblacional de 1.3%, a la vuelta de 10 años con “más de lo mismo” tendríamos un PBI per cápita 28% mayor, pero con una tasa anual de 5½ el ingreso per cápita se incrementaría en más de 50% en el mismo plazo. La diferencia es más de 20% en el PBI per cápita: ¡es enorme! Y es difícil pensar que se puedan conseguir resultados tan superiores si es que PPKnomics no es algo muy diferente de lo que veníamos haciendo.
- Por el lado del manejo de la demanda, el gobierno tiene una visión responsable, tanto en lo fiscal y lo monetario (enhorabuena!). Sin embargo, a muchos les preocupa el cambio de la regla fiscal (de déficit estructural a déficit observado) y que en este contexto se insista en reducir impuestos pues obligará a reducir el gasto, lo cual no ayuda a la reactivación de la demanda interna en el corto plazo. Comparto esta preocupación y es necesario que las autoridades nos expliquen mejor esta parte de su programa.
- Por el lado de la oferta, el gobierno está destrabando algunos procesos específicos de inversión. También está modificando instituciones y procesos que han frenado la inversión privada y pública en el país: ProInversión, el SNIP, la falta de coordinación dentro del Estado, así como la función de control ejercida por la Contraloría. Todo esto es positivo, pero pareciera ser que no es suficiente. La agenda gubernamental todavía no incorpora a la reforma laboral, ni una modernización en serio del Estado.
- PPKnomics apunta en la dirección correcta, pero hay que ser más ambiciosos y conscientes de la magnitud de los retos. Necesitamos una visión compartida y alianzas políticas. No perdamos la oportunidad de hacer las cosas diferente.
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