¡Qué mala leche!” concluía amargamente un amigo al comentar el escándalo de Pura Vida, la leche –bueno, casi leche– que estaba bien etiquetada aquí, pero no allá y que ahora, al parecer, tampoco lo está aquí, aunque no queda muy claro por qué. Sin duda, el affaire Pura Vida puso al descubierto muchas falencias de nuestra realidad institucional, así como de algunas posiciones supuestamente promercado. En este caso, el actuar de nuestras instituciones públicas fue lamentable. Indecopi, DIGESA, el Ejecutivo, el Congreso, todos –pero todos– se encargaron de desconcertar a los peruanos. Si algo quedó claro es que no tenemos reglas de juego estables, que el debido proceso es algo que los funcionarios públicos se pueden saltar si las papas queman, que a algunas autoridades les falta convicción y/o respaldo político para defender y hacer valer sus decisiones. Desgraciadamente, todo esto refleja una importante falta de liderazgo y coordinación en el Ejecutivo, la cual permea a oficinas técn...
Carlos E. Paredes PhD // Gestión