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A propósito de si, de verdad, ¿todo es un desastre?


1.    La semana pasada, en la Universidad del Pacífico, presentamos un nuevo libro con Gestión: “Pero, de verdad, ¿todo es un desastre?” La presentación, lejos de ser un desastre, fue un éxito. Muchos profesionales allí presentes coincidimos en que la respuesta a la pregunta es evidente: ¡No, claramente no todo es un desastre!
2.       En lo que va del siglo, los peruanos hemos logrado un enorme progreso. El crecimiento sostenido sacó a millones de la pobreza y atrajo a cientos de miles de migrantes, que encontraron en el Perú el lugar donde trabajar para reconstruir sus sueños. En contraposición, en los años 70 y 80, nuestro ingreso medio disminuyó en más de 20%, el país sufrió una prolongada fuga de capitales, y se dio inicio a una  emigración masiva. Producto de ese éxodo, hoy más de 2.8 millones de peruanos viven en el extranjero y, desde hace muchos años, las remesas del exterior son una importante fuente de divisas; en el 2017, superaron los US$ 3,000 millones, más que todas nuestras exportaciones pesqueras.
3.     En los últimos 15 años, el influjo anual de capitales al Perú aumentó en más de US$ 10,000 millones, nuestro ingreso medio se incrementó en más de 40% y más de 7 millones de peruanos salieron de la pobreza. En los últimos diez años, el Perú se convirtió en un puerto seguro al cual migraron miles de españoles y ciudadanos de países vecinos; y en los últimos cinco años hemos recibido a más de 150,000 venezolanos y venezolanas. Estimaciones para fin de año, tras la última farsa electoral de Maduro, sitúan a los venezolanos en el Perú en más de 300,000. Por muchos años, hemos liderado el crecimiento en la región latinoamericana y, aún después de la reciente desaceleración, seguimos creciendo por encima del promedio regional.
4.   Sin embargo, y a pesar del progreso alcanzado, problemas como la corrupción, la ineficacia del Estado en proveer servicios públicos básicos, la disconformidad con la clase política, resentimientos generados por la inequidad y la sensación de injusticia, entre muchos otros factores, han llevado a que muchos piensen que todo es un desastre, cuando claramente no lo es.
5.  Desgraciadamente, muchos medios de comunicación contribuyen a agudizar la sensación de que todo está mal. En vez de realizar un balance objetivo y constructivo de nuestra realidad y de los grandes retos que debemos enfrentar, muchos periodistas, en la inacabable carrera por mejorar sus ratings o por vender más periódicos, están jugando con fuego y facilitando el regreso del populismo. Frente a esta realidad, debemos esforzarnos por resaltar y valorar lo mucho que hemos logrado; transmitir con claridad de dónde venimos y el tipo de políticas que de verdad nos llevaron al desastre.
6.     Debemos ser conscientes de que la frustración e indignación que sienten millones de peruanos con nuestra clase política y también con la clase empresarial formal –es decir, con la élite política y económica del país–  pueden llevarnos por un derrotero peligroso. El 2021, el año de nuestro bicentenario y también el año en que deberemos elegir un nuevo gobierno, está a la vuelta de la esquina.
7.       El gran reto económico del gobierno de Vizcarra –que debería durar el doble que el de PPK–, no radica en cuánto creceremos este año, sino en lograr restablecer el crecimiento alto y sostenido antes del 2021. Solo así se podrá generar puestos de empleo formal de manera masiva. Y para lograr esto, el gobierno debe tomar algunas decisiones difíciles hoy, sobre todo en materia fiscal y de reforma económica. Debe liderar el cambio, actuar con prontitud y con convicción.

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