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Haciendo agua en la pesca

  1. Tengo muchos años siguiendo y analizando el sector pesca y acuicultura en el Perú. He visto a muchos actores esforzarse, perseverar y construir verdaderas historias de éxito. Pero, desgraciadamente, las malas prácticas también caracterizan a muchos otros actores, tanto públicos como privados. Estas han promovido la desconfianza y generado incentivos perversos que facilitan la reproducción y el crecimiento de conductas inapropiadas, como si se tratase de una epidemia. 
  2. Esta observación me llevó alguna vez a escribir que “somos una potencia pesquera a pesar de nosotros mismos”. Nuestra capacidad para entorpecer los esfuerzos de otros y meternos cabe parece no tener límites. Estoy seguro de que dejaríamos de destruir valor y perder oportunidades con solo fomentar el diálogo y el flujo de información. Poco a poco podríamos mejorar la coordinación y cooperación pública-privada, y también al interior de cada uno de estos sectores. ¡No podemos seguir trabajando como si fuéramos autistas!
  3. Los problemas de gobernanza en el sector son graves y de larga data. La altísima rotación de autoridades ha contribuido a socavar la gobernabilidad. Desde el año 2000 hemos tenido más de 20 ministros en el sector; desde el 2016, hemos tenido 6. Todavía recuerdo cuando conté más de 5 viceministros de pesquería en menos de un año. Por lo tanto, no debe sorprender que la autoridad nacional sea débil –percibida como ave de paso– y que a esta le resulte muy difícil coordinar y liderar esfuerzos con una visión compartida por los principales actores del sector. 
  4. En las últimas semanas hemos visto surgir dos problemas relacionados a la falta de comunicación y coordinación. Por un lado, el Consejo Regional de Piura publicó la Ordenanza Regional No. 024-2018, la cual abriría las puertas para que esta instancia otorgue permisos de pesca a su sola discreción. Según el PRODUCE, esta acción vulnera el ordenamiento legal vigente. Creo que la preocupación del ministerio está más que justificada: si cada gobierno regional puede abrir el acceso a nuestras pesquerías de forma inconsulta y permitir que embarcaciones pesquen a nivel nacional, entonces se estaría socavando la sostenibilidad de nuestros recursos hidrobiológicos. ¡Chau pescao! (Nunca mejor dicho).
  5. El segundo problema se refiere a la reciente decisión del SANIPES respecto al aceite de pescado. Ante las recomendaciones de una misión sanitaria europea, el SANIPES se habría apurado a cerrar en la práctica las exportaciones de aceite para consumo humano a la Unión Europea. El Perú produce más del 60% del aceite consumido por la industria nutracéutica a nivel mundial. Lo viene haciendo hace más de 10 años, cumpliendo con las directrices del SANIPES, y en este periodo nunca recibimos queja o cuestionamiento alguno sobre la inocuidad de nuestro aceite. No obstante, hoy las exigencias sanitarias de la Unión Europea son más estrictas.
  6. Por lo tanto, tendremos que mejorar los estándares de nuestra industria aceitera, la cual es líder a nivel mundial. Como en otras ocasiones, deberemos coordinar con Europa y plantear un plan de adecuación a sus nuevos requerimientos. Industria y autoridad sanitaria peruanas deben trabajar juntas. Sin embargo, con la referida decisión de SANIPES se perderían más de US$ 100 millones al año, monto similar a todo el presupuesto público destinado al sector pesca. Debido a la falta de diálogo, se perderían recursos de manera innecesaria. ¿Por qué no conversar y cooperar? 
  7. Agradezco a las autoridades del PRODUCE, SANIPES y de la DIREPRO de Piura por las conversaciones que sostuvimos. Aunque seguramente no estarán de acuerdo con todo lo que escribo, pueden estar seguras que lo hago con afán constructivo y de diálogo.

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