El domingo pasado, el Presidente Vizcarra se dirigió a la nación de manera clara y contundente. Expresó el sentir de millones de peruanos, quienes estamos, junto al presidente, indignados, hartos de la corrupción y de los políticos. Antes de escribir estas líneas, volví a escuchar su mensaje y, la verdad, fue un extraordinario discurso. Su popularidad debe haberse disparado y era altamente improbable que los congresistas –cuyo nivel de aprobación ya cayó por debajo del subsuelo se atrevieran a hacer caer al Gabinete Villanueva. Al analizar la improbable negativa a la cuestión de confianza planteada por el Ejecutivo, un colega comentaba que muchos de los congresistas no se atreverían a exponerse al cierre el Congreso, porque esto implicaría quedarse sin los beneficios de los que hoy gozan y que indefectiblemente perderán el 28 de julio de 2021, con o sin reforma constitucional. ¿Por qué adelantar el fin de un periodo extraordinario y probablemente irrepetible en la mayoría de...
Carlos E. Paredes PhD // Gestión