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Coautor: Jaime Aguirre
- La revolución de las tecnologías de la información y las comunicaciones generó una nueva ola de productividad y de crecimiento económico a nivel mundial. La consecuente transformación digital en que estamos inmersos está cambiando al mundo, generando enormes oportunidades y también creando amenazas para los que no se adapten rápidamente al nuevo entorno.
- El Perú aún no está aprovechando plenamente esta transformación y, por lo tanto, podría volverse a rezagar en términos comparativos. Al respecto, según el Índice de Disposición a la Conectividad que elabora el Foro Económico Mundial, el Perú ocupó el puesto 90 de 139 economías en el año 2016. En contraposición, nuestros socios de la Alianza del Pacífico estaban más avanzados: Chile (puesto 38), México (76) y Colombia (68). Incluso, economías pequeñas como las de Uruguay y Costa Rica nos llevan una amplia ventaja (puestos 43 y 44, respectivamente).
- Sin embargo, estamos a tiempo de apretar el acelerador. Hace muy poco se realizó en Lima el primer CADE Digital. Este puso en relieve que para progresar tenemos que actuar de manera conjunta en un ecosistema complejo. La actuación solitaria de algunos actores solo tendrá alcances limitados. Para generar una oferta creciente de nuevos productos, aumentar la productividad y lograr mejoras en los servicios al ciudadano, se requiere que la academia, el sector privado y el sector público trabajen de manera colaborativa.
- Necesitamos potenciar el talento y liberar el espíritu emprendedor, facilitando el acceso al capital y la tecnología. Para esto resulta indispensable contar con una infraestructura adecuada de comunicaciones, democratizar la conectividad y mejorar la confianza fortaleciendo la ciberseguridad. El Estado no solo debe invertir en infraestructura digital y fomentar APPs para cerrar las brechas en este campo, sino que debe proveer un marco regulatorio que promueva la transformación digital. De hecho, el mismo Estado debe proveer servicios digitales al ciudadano y agilizar sus propios procesos internos con la adopción de estas tecnologías. Las oportunidades para mejorar la provisión y calidad de los servicios públicos en la era digital son enormes: telemedicina, educación a distancia y teleseguridad son solo unos ejemplos.
- ¿Cuáles son las barreras que han inhibido un avance más acelerado en la adopción de tecnologías digitales? Entre las principales: (i) El desconocimiento, a nivel gerencial y directivo en la gran mayoría de empresas, de cómo los avances tecnológicos pueden transformar sus negocios; (ii) la vertiginosa aparición de diversas herramientas tecnológicas, la cual supera el desarrollo del talento requerido; (iii) la limitada disponibilidad de recursos para financiar proyectos digitales; y (iv) la baja cobertura con banda ancha móvil 4G, el acceso limitado de hogares a internet y la poca capilaridad para cubrir la última milla que pueda democratizar el acceso.
- Es indispensable definir una agenda para promover la competitividad en el país que incluya políticas, iniciativas y compromisos específicos para acelerar la transformación digital. Se requiere de políticas transversales, coherentes y simples de entender. Pero, sobre todo, debemos ejecutarlas. Al respecto, la implementación de programas de gestión por resultados en este frente sería un importante acierto; una gestión por resultados que esté digitalizada de manera tal que sirva de ejemplo para otros sectores y actividades en las que se pueda implementar este tipo de gestión.
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