Ir al contenido principal

La oposición a la industria extractiva

Fuente: Internet. La imagen puede estar sujeta a derechos de autor

  1. Diversos grupos de interés vienen cuestionando a la industria extractiva, sobre todo a la minería y al petróleo, desde hace muchos años. Algunos sectores radicales se oponen ferozmente a ella y han logrado que muchos proyectos de inversión de gran envergadura se posterguen o abandonen indefinidamente. Así, dejamos de ejecutar decenas de miles de millones de dólares en este tipo de proyectos y, producto de ello, crecimos menos, y dejamos a más peruanos sumidos en la pobreza. 
  2. Sin embargo, es importante reconocer que los que se oponen a este tipo de proyectos no solo son grupos radicales o personajes turbios que lucran al asumir esta posición, sino también muchos pobladores de las comunidades aledañas a dichos proyectos. Pero sorprendentemente, aun hoy en día, a muchos analistas les es difícil entender por qué los ciudadanos que habitan en estas localidades se oponen a los proyectos de inversión, pues al final los terminarían beneficiando (empleo, canon, mayor demanda y actividad económica). Aparentemente, oponerse a algo que los va a beneficiar no es racional, por lo que algunos analistas consideran que este comportamiento es producto de la desinformación y/o la manipulación. Puede ser, pero, definitivamente, esta no es toda la historia. 
  3. Contrariamente a la visión economicista tradicional, las emociones –que están detrás del componente irracional de nuestro comportamiento– juegan un rol crucial en decisiones con importantes consecuencias económicas. La desconfianza es una de esas emociones y tiene un rol protagónico en lo que estamos presenciando hoy en día en diferentes partes del territorio nacional con la industria extractiva. De hecho, la desconfianza dificulta la transmisión de la información necesaria para la toma de decisiones racionales. Asimismo, el sentimiento de “injusticia”, compartido por muchos pobladores que se oponen a los proyectos extractivos, es otra emoción muy fuerte que puede ayudar a explicar la problemática actual.
  4. Estoy viviendo de cerca la importante destrucción de valor que se está produciendo en la industria petrolera producto del comportamiento de una serie de ciudadanos peruanos que habitan en la Amazonía. Tal como señalé en mi última columna, hoy, después de más de 40 años de explotación de hidrocarburos en esta región, muchas de las comunidades de las zonas donde opera la industria petrolera no perciben que su bienestar se haya incrementado, sino más bien que se ha deteriorado. Es más, el Estado está ausente en gran parte de este territorio y no brinda los bienes y servicios públicos mínimos que demandan las comunidades nativas de la Amazonía, a pesar de los diversos ofrecimientos realizados a lo largo de los años. 
  5. En este contexto, no debe sorprender que emociones como la desconfianza y el sentimiento de injusticia dominen el comportamiento de muchas de las comunidades nativas ubicadas en la zona de influencia de la industria petrolera. Sin duda, la solución al problema que estamos viviendo pasa por escuchar y atender progresivamente a las legítimas demandas de estos peruanos. Para ser exitosas, las políticas públicas que se diseñen y ejecuten para este fin, deberán necesariamente tomar en cuenta las emociones que dominan el caldeado ambiente político y social al cual hemos llegado. Pero para ser exitosas, primero se requiere restablecer la paz y el orden, el respeto a la ley.
  6. Los miembros de las comunidades nativas de la Amazonía tienen los mismos derechos y obligaciones que el resto de peruanos. Tienen que respetar la ley. Para salir de la actual crisis, resulta indispensable promover el diálogo respetuoso, en el que necesariamente deberían participar las autoridades democráticamente elegidas de la Amazonía, y sujetar cualquier solución al inmediato restablecimiento de la ley y el orden.

Comentarios

Entradas populares de este blog

"Petroperú: crónica de un desastre esperado"

  Fuente: Diario Gestión A mediados de mayo, el ahora renunciante directorio de Petroperú emitió un comunicado en el que dio cuenta de la situación crítica en que había encontrado a la empresa. En él se delinearon las tres opciones existentes frente a la crisis de la empresa. Tras calificar de irresponsable e inmoral solicitar mayor financiamiento del Estado para hacer más de lo mismo (la primera de las tres opciones), solo restaban dos alternativas razonables. La primera era llevar la empresa a su liquidación ordenada; la segunda, fortalecer financieramente a la empresa a la vez que se cambiaba de manera radical su gobernanza y gestión. Para esto resultaba indispensable traer prácticas privadas de gestión empresarial a Petroperú. El directorio presidido por el Sr. Stark recomendó la última de estas opciones y trabajó para que esta se pudiese materializar, pero no encontró eco en el gobierno. Este último parece inclinarse por la opción de “más de los mismo” y, peor aún, con “más de...

El discurso de 28 de julio: entre el sueño y la realidad

Fuente: Gestión Este domingo, la presidente Dina Boluarte dará su segundo mensaje a la nación de 28 de julio. Esperemos que esta vez nos plantee una hoja de ruta clara para el periodo que le queda por delante. Sería muy bienvenido que pase del modo “sobrevivencia, cueste lo que cueste”, al de “visión y liderazgo”. A continuación, presento elementos de tres tipos de discurso presidencial que podríamos escuchar: “el soñado”, “el posibe” y “el que probablemente escuchemos”.  “EL SOÑADO”: Se caracterizaría por anuncios concretos en lo económico, la serguridad, la salud, la educación y lo institucional. En economía: se anunciarían medidas para  promover un shock de inversiones (APPs, destrabe de grandes proyectos y desregulación), fortalecer nuestra macroeconomía (déficit fiscal a 2.5% en el 2024, disminuir exoneraciones, simplificar regímenes tributarios y limitar el endeudamiento de entes subnacionales), y racionalizar la actividad empresarial del Estado (gestión privada para Pet...

¿Por qué perdemos tantos arbitrajes?

Fuente: Diario Gestión Los hechos demuestran que los funcionarios públicos ganan poco al tomar decisiones, pero pueden perder mucho cuando toman riesgos y deciden sobre un tema controversial. La consecuente inacción –explicada por “el pánico a firmar”– trae pocas consecuencias personales para los burócratas, pero termina siendo extremadamente perjudicial para la sociedad. El que no se tomen decisiones o que estas demoren una eternidad perjudica la provisión de bienes y servicios públicos y traba el funcionamiento del sector productivo.  En esta ocasión, nos concentraremos en la relación entre el pánico a firmar y los arbitrajes del sector público. También nos referiremos a las decisiones insensatas de algunos políticos y los consecuentes arbitrajes que ocasionan. En ambos casos, los peruanos perdemos mucho.  La renuencia a tomar decisiones y enfrentar enormes riesgos personales, ha llevado desde hace muchos años a que los funcionarios prefieran dejar que la decisión la tome un...