Fuente: Gestión
1. Mi paso por la presidencia del
directorio de Petroperú, la empresa pública más grande y emblemática del país, y
probablemente, también la más controversial, me enseñó mucho respecto a la
forma en que operan las empresas públicas de nuestro país. Sobre todo, sobre el
marco institucional bajo el cual sus funcionarios actúan y toman decisiones.
Este aprendizaje quedó materializado en mi más reciente libro La tragedia de
las empresas sin dueño. El caso Petroperú, publicado por la Universidad
Continental con el auspicio de Gestión. El mismo será presentado el día de hoy a
las 6:00 pm en un evento en el que participarán cuatro distinguidos panelistas.
2. Uno de los temas principales que se
desarrolla en el libro es la estructura de incentivos que condiciona el
comportamiento de los trabajadores de las empresas publicas. La misma está determinada
en gran parte por la ausencia de un accionista fáctico o concreto. Esta es clave
para entender el comportamiento de nuestras “empresas sin dueño”.
3. Al igual que un peruano en Miami,
usualmente se comporta de manera diferente que en el centro de Lima (para
empezar, respeta las reglas de tránsito), si pusiéramos a los funcionarios de
las empresas públicas a trabajar en empresas privadas, estos también se
comportarían de manera diferente. Dado que en una empresa privada su
permanencia en el trabajo y su remuneración están sujetos a su rendimiento, las
personas en cuestión están fuertemente motivadas a generar valor para la compañía.
Pero en una empresa pública, sin un dueño que vele por el valor de la misma, estos
mismos trabajadores –que gozan de salarios y puestos asegurados–, no tienen el
mismo desempeño.
4.
En el caso de Petroperú, el accionista es
el Estado; es decir, todos y nadie a la vez. En la Junta General de Accionistas
(JGA) participan los representantes del MINEM y el MEF, pero estos usualmente tienen
problemas mucho más apremiantes de los que ocuparse que los problemas de la empresa
estatal. La verdad es que el accionista formal ha permanecido distante de la
empresa desde hace muchos años. En principio, los directores podrían haber
velado porque la gerencia de Petroperú actuase de manera consistente con los
objetivos del accionista, pero su alto grado de rotación impidió que esto
ocurriese.
5. Alinear los intereses de la gerencia con
los del accionista y los de los diferentes grupos de interés de la empresa es
uno de los grandes retos de la gobernanza empresarial y un requisito para la
adecuada gestión de las empresas. En el caso de Petroperú, el divorcio entre estos
se ha exacerbado por la naturaleza difusa del accionista.
6. En este contexto, es comprensible que
los agentes (la gerencia) no tomen decisiones orientadas a maximizar el valor
de la empresa, sino a mantener y aumentar sus privilegios. Asimismo, esto
explica la ausencia del análisis costo-beneficio detrás de un gran número de
decisiones de la empresa. ¿Por qué recurrir al análisis costo-beneficio si el
objetivo no es maximizar la generación de valor? ¿Acaso debería sorprendernos
la construcción de elefantes blancos como el de la Refinería de Talara?
7.
¿Qué hacer entonces con nuestras empresas
sin dueño? Muchos analistas pragmáticos sugieren ponerles un dueño, privatizarlas, y sujetarlas a reglas de supervisión
consistentes con la promoción de la inversión privada y la protección de los
consumidores. Pero la privatización se ha vuelto un tema tabú en el Perú y, en el
contexto político actual, realizar este tipo de propuestas es asegurarse de que
nada vaya a suceder. Pero, podemos avanzar incorporando capital y gestión
privada a estas empresas, convirtiéndolas en empresas de capital mixto, en
empresas en las que el ojo del amo engorde al caballo.
Como Licenciado en Administracion por la Universidad del Pacifico no puedo sino discrepar con la perspectiva estereotipada de la nota. En primer lugar las empresas publicas no son empresas sin dueño. El dueño es el pais y por ende no existe nivel mas alto en cuanto al deber fiduciario de sus funcionarios. Por otra parte, el factor de mayor preponderancia en el pobre rendimiento de esos funcionarios no es la falta de motivación sino falta de capacidad. Son muchos los gerentes que llegan a sus puestos por su relacion con los gerentes o políticos de turno así como por su predisposición, presunta o probada, a cumplir ordenes aun cuando estas sean adversas a los intereses del accionista. Asimismo, son otros tantos los que salen o no ingresan, a pesar de sus calificaciones y experiencia, precisamente por no ser percibidos como dúctiles o maleables para los fines de los referidos gerentes y políticos. Last but not least, el factor de mayor peso en las decisiones de los gerentes en empresas como Petroperú NO ES la búsqueda de privilegios sino el temor a ser sancionados por un Sistema de Control, tanto interno como externo, que persigue a quienes toman decisiones e ignora a quienes incurren en negligencia, incluyendo la inexcusable. La ausencia de un solo procesado o investigado por el incremento en el costo de la Refineria Talara entre el 2008, 2012 y el 2020 habla por si sola.
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