Hay oro, hay cobre… ¡y el pueblo sigue pobre! // Hay oro, hay cobre… ¡y el pueblo sigue pobre! // Hay oro, hay cobre…
Compatriotas: ¿Cómo es posible que
hayan tantos pobres en un país tan rico? ¡No más pobres en un país rico!
¡Urgente, urgente!… ¡Nueva
Constituyente! // ¡Urgente, urgente!… ¡Nueva Constituyente!
1. Estos estribillos tan utilizados en la campaña electoral de
Pedro Castillo parecen estar convirtiéndose en parte importante de la narrativa
oficial del gobierno. Esta narrativa no es nueva, pero se estaría viralizando.
Y al propagarse como un virus se puede convertir en una creencia compartida, en
una aparente verdad, incluso en un supuesto hecho comprobado que debería servir
de base para la formulación de políticas públicas y orientar el quehacer del
Estado.
2. El último libro de Robert Shiller, premio Nobel
de Economía 2013, se titula “Narrativas Económicas”. En él, el autor nos
muestra con una serie de ejemplos relevantes cómo ciertas narrativas populares sobre la economía llegan a
viralizarse y terminan transformando los mercados. Al margen de que sean
ciertas o falsas, estas historias se transmiten rápidamente, en forma similar a
los virus. Estas narrativas crean percepciones que afectan el comportamiento
individual y colectivo y, por lo tato, eventualmente pueden terminar teniendo un
gran impacto en la economía y en las vidas de las personas y las sociedades.
3.
Evidentemente,
cuando una narrativa equivocada o falsa se vuelve viral puede terminar afectando
negativamente al bienestar de la población. Probablemente, este es el riesgo
que corremos con la narrativa creada a partir de los estribillos de la última
campaña electoral. ¿Qué implica “no más pobres
en un país rico?” o ¿“Hay oro, hay
cobre… ¡y el pueblo sigue pobre!”? ¿Sería un llamado para que el gobierno
emule a Robin Hood? ¿O se trataría del preámbulo a la estatización de las
empresas que explotan nuestros recursos naturales? Analicemos si esta narrativa
es correcta
y refleja la verdad.
4. ¿Es acaso el Perú es un país rico? Recordemos
que la riqueza o la pobreza son conceptos relativos y que nosotros, a pesar de
nuestros recursos naturales, somos un país con un ingreso per cápita 31% por
debajo del promedio mundial y 25% por debajo del promedio de América Latina y
el Caribe. ¡De ricos, ni el recuerdo! Sin embargo, en los ultimos 30 años
progresamos mucho; y nuestro ingreso per cápita creció mucho más rápidamente
que el promedio mundial y más del doble que el de América Latina. El
crecimiento sostenido permitió sacar a millones de peruanos de la pobreza y el
Perú escaló algunas posiciones en la distribución mundial del ingreso. La mejora con respecto a las décadas de los 70 y 80
–cuando justamente ahuyentamos al capital privado y proliferaron las empresas
públicas– fue sustancial. No debemos olvidar nuestro pasado reciente, menos aún
tergiversarlo con una narrativa equivocada.
5.
Para
construir una narrativa que tenga sentido es importante recordar que los minerales,
el gas y el petróleo siempre estuvieron aquí, en nuestro subsuelo; lo que
permitió que estos recursos generasen riqueza fue la inversión privada y el
trabajo de los peruanos. Si ahuyentamos la inversión y el capital se va en vez
de venir al Perú, en no mucho tiempo escucharemos en plazas y calles: Hay oro, hay cobre… ¡pero ahora el pueblo
está más pobre! // Hay oro, hay cobre… ¡pero ahora el pueblo está más pobre! //
Hay oro, hay cobre…
6. Hay que vacunarnos contra las narrativas falsas
o equivocadas, y hacerlo a tiempo, antes de que se
propaguen y diezmen a la población y a la economía. El Perú no es un país rico, nuestros recursos valen poco sin el capital y el trabajo que los extraiga del subsuelo y los pongan en valor en el mercado. No nos engañemos con estribillos de campaña.
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