Fuente: Diario Gestión
1. El Perú cuenta con una impresionante dotación de recursos energéticos: recursos fósiles, como petróleo y gas natural; un inmenso potencial hidroenergético, todavía no plenamente explotado; y también importantes recursos eólicos, geotérmicos y amplia radiación solar, las llamadas “energías renovables no convencionales” (ERNC). A pesar de que el desarrollo de las ERNC viene fomentándose alrededor del mundo para mitigar el cambio climático –tal vez, el mayor peligro que enfrentamos como especie–, en el Perú estas se encuentran en un nivel incipiente. Solo alrededor del 5% de la energía eléctrica que consumimos proviene de estas fuentes.
2. Recientemente, el gobierno publicó el D.S. 003-2022-MINAM
que propone incrementar la participación de las ERNC a por lo menos el 20% del
total de la energía consumida en el país para el año 2030. ¿Será posible? Posible
sí, fácil no. Dependerá de la voluntad política de avanzar en esta ruta, levantando
las barreras a la entrada al mercado eléctrico que han enfrentado las ERNC y
que, en algunos casos, siguen teniendo. El que las plantas de fuente solar no
puedan contratar con distribuidoras por no tener “potencia contratable” es una
barrera artificial a la entrada al mercado, la cual no está presente en muchos
otros países.
3. Otra barrera artificial está dada por las supuestas “inflexibilidades
operativas” de las unidades térmicas (básicamente generadoras a gas), que
llevan a que si una unidad térmica se prende no se puede apagar sino hasta 168
horas después (7 días). Increíblemente, este valor declarado de 168 horas
–mucho más alto que en países vecinos– no es auditado, lo cual lleva a inflar el
grado de inflexibilidad técnica. Esto afecta negativamente a las ERNC debido a
que, para que una planta eólica o solar entre a despachar energía limpia y
barata cuando el viento o la radiación están presentes, debe apagarse una
planta a gas. Claro que, si la planta a gas debe seguir encendida por la simple
declaración de la empresa térmica, se frena el desarrollo de las ERNC. Es hora
de revisar y levantar estas barreras que frenan la competencia y la eficiencia.
4. Hay un tema del cual no se habla y que debería estar en
el debate de política energética. Gracias a los avances tecnológicos de la
última década, el costo de desarrollo de las ERNC se ha reducido significativamente.
Así, hoy es posible desarrollar en el Perú una planta eólica o solar a costos
inferiores a los que se puede desarrollar una planta a gas o una
hidroeléctrica. Como el costo de expansión del sistema eléctrico en el futuro será
marcado por el costo de desarrollo de las ERNC, que viene con tendencia a la
baja, ello implica que será más rentable construir plantas de ERNC y, más bien,
será poco atractivo construir nuevas unidades a gas o hidroeléctricas.
5. Paréntesis: (Al reflexionar sobre esto, no puedo sino
acordarme de aquellos que proponían dejar el gas natural bajo tierra y
guardarlo para el futuro, en vez de exportarlo. También me acuerdo de aquellos
que están llevando a que nuestro petróleo se quede enterrado en el subsuelo, en
vez de aprovechar estas últimas décadas en que tendrá valor en el mercado.
Finalmente, lamento lo que está sucediendo con Petroperú; no hace sino
demostrar que la incapacidad y la falta de transparencia destruyen mucho valor.)
6. Debemos
promover el desarrollo limpio y eficiente de nuestro parque de energía. La
buena noticia es que parece que no tendremos que gastar en grandes subsidios,
solo evitar entorpecer el funcionamiento del mercado y dar señales claras y
atractivas a los inversionistas. Ahora, más que nunca, hay que hacerlo con
mucha energía.
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