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Un buen año 2018 y un mejor 2019

  1. El año que termina empezó con una turbulencia política casi sin precedentes en nuestra historia. El enfrentamiento del fujimorismo con el gobierno había ido escalando a lo largo del 2017, llegando incluso al intento de vacancia presidencial en diciembre de ese año. PPK se salvó de caer gracias al indulto otorgado a Alberto Fujimori, pero solo temporalmente. La confrontación política sin cuartel desatada en el verano del 2018 terminó efectivamente con el gobierno de PPK. 
  2. Martín Vizcarra asumió la presidencia en condiciones políticas bastante adversas y, contra todo pronóstico, en su discurso de 28 de julio nos demostró que había asumido el mando para ejercerlo. Partiendo de una posición muy débil, el Ing. Vizcarra encontró la forma de hacerse fuerte rápidamente:  anunciando una lucha frontal contra la corrupción –capitalizando el trabajo del periodismo de investigación, y de algunos fiscales y jueces aparentemente probos– y “pechando” repetidamente al congreso de la república. El resultado del referéndum consolidó definitivamente a Vizcarra en el poder y ahora tiene la oportunidad de avanzar en temas de fondo. Ahora, quiero referirme a la reforma política y económica.
  3. Es importante recordar que en contraposición con la reforma económica de los noventa –que introdujo instituciones económicas sólidas e inclusivas en el Perú–, durante estos mismos años se retrocedió en materia de institucionalidad política. La independencia de los poderes del Estado fue socavada desde el Ejecutivo y la corrupción se extendió de manera significativa. Esta situación no cambió de manera importante a partir de 2001: nuestras instituciones políticas continuaron debilitándose, poniéndonos una espada de Damocles sobre la cabeza. Tal como señalo en mi último libro, “ya nos hemos acostumbrado a cada cinco años, al momento de votar en las elecciones generales, jugar a la ruleta rusa…”
  4. Resulta indispensable que el progreso que hemos alcanzado en el terreno económico sea complementado y fortalecido desde el campo de las instituciones políticas. En este sentido, la reforma política y judicial anunciada por el gobierno es un elemento central de la agenda pendiente. La recientemente creada Comisión de Alto Nivel de Reforma Política, conformada por profesionales de primer nivel, tiene importantes retos por delante: bicameralidad, la renovación parcial del Congreso, el voto preferencial, el voto obligatorio, requisitos mínimos para los candidatos, entre muchos otros. Sin duda, mejores normas (instituciones) pueden ayudar a generar mejores resultados, pero lo que necesitamos a gritos es atraer a un mejor capital humano a la política. Y esto no es fácil, sobretodo con el desprestigio actual de la clase política. 
  5. Con respecto a la reforma económica, como sabemos hay mucho por hacer. Hoy, en forma contraria a lo que podrían haber pensado algunos al comienzo del gobierno de Vizcarra, ya no es razonable pensar en seguir en “piloto automático”. El empoderamiento de Vizcarra debería reflejarse en una revisión de la agenda económica. Seamos sinceros: no es lo mismo trabajar para un presidente que no sabes si va a sostenerse por unos meses más, que trabajar para un presidente empoderado con un mandato de hacer las cosas bien. 
  6. Revisando mi última columna del 2017, me sonreí al leer que concluía diciendo que “hasta podríamos crecer en más del 3.5% en el 2018”. Sin duda el 2018 terminó siendo mucho mejor de lo que esperábamos, hoy no tengo dudas en que el 2019 puede ser mejor aún. ¡Feliz Año!

Comentarios

  1. Sin dudas va a serlo. Y es verdad un presidente firme es mejor a uno que se sabe bueno pero no es firme. Adelante 2019!

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