- Mi amor, lo he pensado mucho y creo que voy a aceptar el puesto que me propuso el gobierno...
- ¿Estás loco? ¿Acaso no te acuerdas cómo terminó todo la última vez?
- Sí, pero si no apoyamos al Estado y lo único que hacemos es quejarnos de él, pronto perderemos al Perú que queremos, como sucedió con Venezuela.
- ¡Por favor, piénsalo bien! No te apresures.
- Ya lo pensé, cuento con el apoyo para hacer los cambios que se necesitan; voy a aceptar. Además, seguro no durará mucho tiempo, estos puestos son de alta rotación; la permanencia esperada en este puesto es menor a un año... Será como un sabático, pero intenso y con jornadas muy largas.
- [censurado...]
- Hace cerca de dos meses, sostuve un diálogo similar al descrito líneas arriba con mi mujer. Al final, acepté asumir la presidencia de Petroperú. Sabía que la empresa enfrentaba muchos problemas y que en su casi medio siglo de vida había tenido más de 50 presidentes de directorio.
- Durante el primer mes en el puesto, me dediqué de lleno a enfrentar la problemática del Proyecto de Modernización de la Refinería de Talara (PMRT) y, también, a negociar con nueve sindicatos de la empresa (son 12 en total). En pocos días, registramos importantes avances sobre temas cruciales con las empresas encargadas de la construcción y puesta en marcha del PMRT. Y en un periodo algo más largo, llegamos a la conclusión que sería difícil llegar a un acuerdo razonable con la actual dirigencia sindical de la empresa.
- Al analizar la secuencia de decisiones que llevaron el PMRT a la situación en que se encuentra, se verifica una serie de marchas y contramarchas, que incrementaron innecesariamente su costo y redujeron su eficiencia. Estas se explican en parte por la alta tasa de rotación de los tomadores de decisiones de la empresa. Por ejemplo, entre junio de 2014 (cuando se inició la construcción de la nueva refinería) y la actualidad, se nombraron 8 presidentes del directorio y 6 gerentes generales (duración media: 7.5 y 10 meses, respectivamente). La administración y los trabajadores han aprendido que los presidentes, directores y gerentes generales de la empresa son meras aves de paso. Saben que en relativamente poco tiempo estos se habrán ido y que, con su partida, también se alejarán sus extrañas e incómodas propuestas de cambio.
- En contraposición a lo anterior, muchos de lo dirigentes sindicales con los que dialogué cuentan con una permanencia muy larga en sus puestos. Algunos de ellos gozan de licencias sindicales permanentes, mientra que otros gozan de licencias sindicales más “restringidas”, cuya duración está en función directa de cuánto dure la negociación colectiva. En este contexto, tenemos negociaciones sobreextendidas todos los años, no se firman convenios laborales multianuales y muchos líderes sindicales, en la práctica, han dejado de laborar en la empresa.
- El entorno es claramente perverso: en él conviven directores y gerentes generales de alta rotación con algunos dirigentes sindicales sin rotación alguna, motivados por factores condicionantes que merecen ser revisados. Además, está la masa de trabajadores, en cuya capacitación se invierte poco, con los cuales no se ha compartido la realidad de la empresa, y quienes no enfrentan incentivos que promuevan la productividad y la superación profesional. Claramente, se necesita reconfigurar el presupuesto de la empresa, asignando más recursos a la capacitación de nuestros trabajadores.
- Hay muchos problemas estructurales que debemos enfrentar. Para hacerlo con efectividad, debemos actuar pensando que no vamos a ser meras aves de paso. Así lo haremos. El problema es que no sé qué decirle a mi mujer…
La vocación de servicio y el deseo de mejorar la administración publica es lo que prima en este momento. Aveces no se entiende. Adelante, el diagnóstico esta dado el apoyo también, sera un éxito la gestión.
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