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Pero de verdad, ¿todo es un desastre?


  1. Hace mucho tiempo, años, que escucho en diferentes contextos y a distintos interlocutores, que todo está mal, que la corrupción lo corroe todo, que los políticos son irresponsables y deshonestos, que los congresistas son vagos e ignorantes, que los funcionarios públicos no toman decisiones y están poco calificados, que los empresarios son unos mercantilistas, que a los trabajadores les falta mística, que los sindicatos están infiltrados por Sendero, que los informales son unos abusadores, que las fuerzas armadas y la policía son antros de corrupción, que el narcotráfico y los grupos extremistas lo infiltran todo, que los peruanos no respetamos nada, que muchos periodistas son solo “figuretis” que contribuyen a un caos cada vez mayor, en fin, que todo es un desastre …
  2. ¿Usted también ha escuchado algo así? O solo soy yo que he tenido la mala suerte de conversar con compatriotas con problemas biliares… Si usted no ha escuchado repetidamente este tipo de aseveraciones, entonces le sugiero que utilice su tiempo en leer otro artículo… Pero, si al igual que yo, interactúa con mucha gente que se expresa así de la situación que vivimos en el Perú, lo que sigue le puede interesar.
  3. Tal vez, lo que nos falta es poner las cosas en perspectiva. Los peruanos hemos logrado mucho en el último cuarto de siglo. Pasamos de la hiperinflación y el aislamiento financiero internacional a ser, por muchos años, la estrella económica de América Latina; redujimos significativamente la pobreza y el endeudamiento del país; vencimos al terrorismo; mejoramos una serie de indicadores sociales; recuperamos y fortalecimos nuestra democracia…   y sí, también nos frustramos con la corrupción, la inseguridad, las limitaciones de nuestros políticos y tantas otras falencias que tenemos que superar. Pero de allí a pensar y decir que todo es un desastre hay un salto cuántico y peligroso.
  4. Para entender por qué es peligroso vale la pena revisar la experiencia de Venezuela. Allí, en los años 80 y 90, cada vez más ciudadanos se quejaba de sus políticos, de sus empresarios, de sus sindicatos, menospreciaba lo que tenían, enfatizaron sus males y no valoraron sus bienes, y así abrieron las puertas para la peor aventura de todas, la de Chávez. Aprovechando la debilidad de las instituciones menospreciadas por los venezolanos, él las destruyó para implantar su “Socialismo del Siglo XXI y la barbarie de la cual el país llanero todavía no logra salir y que, me temo, no sabe cómo salir.
  5. En el Perú hay muchas cosas por mejorar, en todos los ámbitos. Sin embargo, frente a la constatación de los problemas que tenemos, pueden plantearse propuestas constructivas, fruto de la reflexión y el análisis; o, alternativamente, limitarse a expresar frustración y quejarse, abonando así el terreno para que en el 2021 algún aventurero pueda efectivamente desandar lo andado y destruir lo mucho que hemos logrado.
  6. Para defender el progreso y la paz alcanzada con tanto esfuerzo durante los últimos 25 años, tenemos primero que respetar, valorar y amar lo que tenemos. Nadie defiende aquello que no valora y quiere. Expresemos y transmitamos con orgullo lo que hemos logrado; defendamos nuestra democracia, no la despreciemos; defendamos nuestro derecho y obligación de generar riqueza, no despreciemos a aquellos quienes lo hacen; exijamos mayor transparencia y eficiencia en todo; y, sobre todo, respetemos y protejamos lo mucho que hemos logrado. Salvo, claro, que queramos que todo se vaya al diablo…

Comentarios

  1. En 2021 sin duda usarán lo mismo de siempre para llegar al poder; dependerá de cada uno de nosotros el que lo hagan realmente.

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