Fuente: Web FIFAWorldcup
El martes por la mañana,
sentado frente al televisor, celebré junto a mi familia los goles de Carrillo y
Paolo en el estadio de Sochi. Por la noche, después del trabajo, conversé con
mi hijo y, cómo no, hablamos de fútbol. Intercambiamos anécdotas. Él había
estado en Saransk y Ekatimburgo para alentar a la selección y ser parte de la
magia del mundial en Rusia; en esos mismos instantes, yo “alentaba” desde la
casa de unos amigos en Miraflores y, luego, desde mi oficina en San Isidro, para
ser parte de esa magia en Perú… Comparto
con ustedes algunas reflexiones sobre la magia que vivimos y el bienestar que
sentimos.
1.
Cuando perdimos con Dinamarca, muchos consideramos
que habíamos perdido nuestro pase a la siguiente fase del mundial. Gareca y sus
muchachos, no: salieron a enfrentar de igual a igual a Francia, uno de los
grandes del mundo. Pudimos empatarles a los franceses, así como debimos haberles
ganado a los daneses; pero el fútbol es así, impredecible, con una alta dosis
de incertidumbre. Y el martes, ya sin poder clasificar, jugamos como los grandes
y le ganamos a Australia. Los australianos pudieron anotar, pero al igual que
nosotros frente a Dinamarca, no lo hicieron. Nosotros aprovechamos mejor las
oportunidades y de eso es lo que se trata: crear oportunidades y aprovecharlas.
2.
Para ser exitosos en el fútbol –al igual que en
cualquier otra actividad– hay que trabajar mucho, en equipo y con un norte
compartido. Cada persona tiene un rol, el equipo necesita de todos y cada uno
de sus jugadores. Pueden haber estrellas o no, pero hay que jugar en equipo. El
gran logro de Gareca es que formó y cohesionó un equipo, que es mucho más que tener
once buenos jugadores. Usó todos los recursos a su alcance, incluyendo
tecnología de punta y asesoría psicológica, y lo hizo bien, con persistencia,
claridad de propósito y humildad. No se amilanó ante grandes nombres ni frente
a resultados adversos; tomó decisiones difíciles, se apoyó en profesionales de
primer nivel y tuvo la suerte de contar con el apoyo de una FPF renovada y con
ganas de hacer las cosas bien. ¡Gracias Gareca y gracias FPF!
3.
Pero ¿por qué tanta alegría si ya nos eliminaron?
¿Acaso fuimos exitosos? ¡Claro que fuimos exitosos! y tenemos no solo el
derecho sino la obligación de estar contentos y orgullosos. El éxito no solo se
mide por a dónde llegamos sino por la forma en que recorremos el camino.
Recordemos que al final de la vida lo único que nos quedará es la satisfacción
de haber hecho un buen viaje, uno que haya valido la pena y del que nosotros y
otros se sientan satisfechos. Y para eso hay que hacer gala del fair play, dar lo mejor de nosotros,
sudar la camiseta y meter goles. ¡Cómo no estar orgullosos del camino recorrido
por estos muchachos!
4.
Lo vivido estos días nos pone de manifiesto que
nuestro bienestar también depende del bienestar de los demás. La alegría de
nuestros pares incrementa la nuestra. Juntos, unidos por una meta compartida,
somos mucho más. Lo mágico es la unión, el sentido de ser parte de algo más
grande, de algo bueno. La materialización del “sí se puede” mejoró nuestra
autoestima. El milagro, lo mágico, fue pasar de penúltimos en la tabla a
clasificar al Mundial después de 36 años. Fue como la economía peruana en los
años 2000: pasamos del desastre económico de los 80 a convertirnos en la
estrella de la región. El reto en ambos casos, el fútbol y la economía, es
perseverar en los procesos iniciados y parcialmente recorridos. Ambos procesos
–la reconstrucción del fútbol nacional y la reforma económica– nos han
dado mucho, el que lo que sigan haciendo depende de que perseveremos en el
esfuerzo.
Siempre que comencemos un plan que está bien estructurado, así el comienzo no sea el mejor, los frutos se van cosechando a largo plazo, y es ahí donde la reforma económica y el fútbol han coincidido en esta oportunidad
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