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El tráfico y la inversión pública



1.  Hace 10 años, en el artículo titulado “Las obras públicas y las horas del público”, analicé cómo el problema de la congestión vehicular en Lima se agravaba porque las autoridades no tomaban en cuenta el costo de oportunidad del tiempo que los limeños pasaban en el tráfico. Desgraciadamente, el ya caótico tráfico de hace 10 años, hoy parece ser un ideal inalcanzable. Las horas calificadas como “hora punta” se han duplicado en este periodo, de 5 a 10 horas al día, y ni qué decir de los costos generados al público en tiempo y dinero.
2.  ¿A qué se debe la agudización de este problema? ¿Es solo un producto indeseado del progreso económico y de los mayores ingresos de la población, que conllevaron al incremento del parque automotor? ¿Al hecho que la mayoría no respeta las reglas de tránsito? ¿A la descoordinación interinstitucional? ¿A la falta de medios de transporte masivo modernos? Probablemente, todos estos factores contribuyen al vía crucis a que somos sometidos a diario. Sin embargo, resulta importante focalizarse en la aparente incapacidad o indolencia de nuestras autoridades para diseñar y ejecutar proyectos que alivien este problema. 
3.  ¿Cuánto nos cuesta el caos vehicular de la ciudad? ¿Hay acaso un estimado oficial o semi oficial que sirva como elemento de juicio para la toma de decisiones? ¿O es que podemos tomar decisiones sobre la inversión en infraestructura de transporte urbano sin un adecuado análisis de costo beneficio? Hace muchos años que parece ser que a las autoridades poco les importa las horas del público. Una muestra clara de esto es la falta de planificación y de coordinación en la ejecución de obras de mantenimiento en las vías de tránsito y de nueva infraestructura de transporte masivo.
4.  Según un estudio de Lima Cómo Vamos, cerca de dos tercios de la población limeña depende del transporte público masivo para llegar a su centro de estudio o trabajo. ¡Y esto a pesar de que la infraestructura de transporte masivo es totalmente deficitaria! Resulta evidente que mientras más se retrase la modernización del transporte masivo en la ciudad, el tráfico seguirá colapsado y la calidad de vida de los limeños por este concepto se volverá cada vez peor. Sin embargo, aún no vemos avances tangibles en este campo. Las demoras con la Línea 2 del Metro deben ya calificar para el libro Guiness de récords y aquí, por supuesto, no pasa nada.  
5.  No pasa nada, aparentemente, con las instituciones que deberían estar a cargo de promover nuevas obras de infraestructura de transporte masivo. ¿Acaso se está avanzando con los estudios de ingeniería de las obras que la ciudad necesita? ¿Por qué no se avanza con las otras líneas del Metro de Lima? ¿Acaso es necesario terminar primero con la 2, para empezar con la 3 o la 4? ¿Por qué no se han sacado a concurso? No hay razón por la cual debamos prolongar el caos en que vivimos.
6.  Algunos creen que no podemos ser más ambiciosos en esta materia porque se incrementaría significativamente el déficit fiscal ya que se trata de megaproyectos. Sin embargo, es importante recordar que no hay nada en la teoría económica que nos indique que “suavizar” la inversión a lo largo del tiempo sea una opción deseable, especialmente considerando que estas obras pueden realizarse en asociación con el sector privado, que nuestro nivel de endeudamiento es relativamente bajo y que la rentabilidad social de estos proyectos es enorme. Ojalá que el compromiso del actual gobierno para reducir la brecha de infraestructura se materialice en un avance en materia de transporte masivo.

Comentarios

  1. Uno de los factores que creo mas "aporta" a la congestion vehicular es la cantidad de unidades de trasporte publico de supuestamente diferentes linas (lo de "diferente" esta no en el tramo mas largo de sus rutas sino en los puntos especificos donde estas comienzan y terminan) circulan en una misma via y en la forman como estas unidades se desplazan (cruzando de un carril a otro y deteniendose a recoger/dejar pasajeros en el lugar y por el espacio de tiempo que mejor le parezca a sus chofer es) en sus locas carreras por llevar mas pasajeros.


    Para este problema creo que la solucion podria ser simple y muy beneficiosa para los pasajeros, el Municipio y la SUNAT. Solo se requeriria eliminar el dinero en efectivo del sistema de transporte reemplazandolo por tarjetas que funcionen como monederos electronicos que contra la deduccion de una tarifa unica (hoy cada 'Linea" tiene su tarifario para diferentes tramos de su recorrido) le den al pasajero el derecho a "viajar" en cuentas lineas requiera por un lapso de tiempo predefinido sin necesidad de tener que volver a pagar. Con esto, los pasajeros se liberarian de la necesidad de llevar dinero para su pasaje (con lo cual se reduciria la cantidad de vendedores ambulantes y amigos de lo ajeno que han hecho de los vehiculos de transporte publico su centro de trabajo) y como beneficio adicionalmente tendrian la posibilidad de bajarse de un vehiculo sobrecargado de pasajeros para tomar el siguiente de la misma linea sin necesidad de pagar otra vez; los choferes perderian (o por lo menos verian reducido) el incentivo para pelear por cada pasajero ya que no tendrian forma de saber que pasajero esta subiendo por primera vez, cual esta conectando de otra linea o cual se bajo de otro vehuculo de la misma linea; el Municipio podria fijar esa tarifa unica incluyendo en ella una comision por administrar el sistema; y lo mejor de todo, la SUNAT tendria como monitorear y recaudar los correspondientes tributos. Yo me atreveria a apostar que el pago de impuestos haria que el negocio ya no sea rentable para muchos de los choferes independientes y esto contribuiria al retiro de unidades mas que cualquier bono de chatarreo.

    Pido dusculpas por la falta de sofisticacion academica de mis comentarios y sugerencias pero solo trato de compartir mis observaciones sobre el caos de Lima a la luz de mis experiencias de vida en dos ciudades muy distintas a Lima y muy distintas entre ellas (i.e. Toronto y Panana)

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