Fuente: Diario Gestión
1.
“Lo que
no queremos es que el tiene plata se vacune y el que no la tiene, no se vacune” afirmó
el presidente Sagasti el domingo por la noche. Las crispadas reacciones a la
declaración presidencial colmaron rápidamente las redes sociales. El miedo a la
muerte y la desconfianza en un aparato estatal probadamente disfuncional –en
particular, el sistema de salud pública– jugaron un rol en la airada reacción,
pero también lo hizo la desinformación y la inadecuada comunicación
gubernamental. ¿Sabía usted que la Ley 31091, aprobada por este gobierno, abre
las puertas para la participación del sector privado en la compra y
distribución de vacunas? Cuando estas estén disponibles, la ley prevé que se
distribuyan sobre la base de criterios acordados con el gobierno y nuestro
ordenamiento jurídico.
2. Sin embargo, la realidad es
que hoy esto no es posible aún, por lo que las discusiones que presenciamos en
estos días simplemente carecen de sentido. No solo nos enfrentamos a un
problema de escasez global de vacunas, sino que la mayoría de laboratorios todavía
no negocian con empresas privadas y no lo harán por algún tiempo. La aparente
excepción sería el laboratorio ruso que desarrolló la vacuna Sputnik, pero su
producción es aún limitada y todavía no se podría distribuir en el Perú.
3. Por lo tanto, es muy
probable que el íntegro las vacunas que se compren en los siguientes meses se
hagan con fondos públicos. Es indispensable asegurar que estas lleguen de
manera oportuna a la población que desee vacunarse, de acuerdo a prioridades
establecidas sobre criterios de salud y derechos republicanos (todos somos
iguales ante la ley). En este aspecto, debe primar el principio de equidad. Para
que la vacunación sea exitosa se requiere maximizar su eficiencia y, para esto,
resulta indispensable incorporar al sector privado y la sociedad civil al programa
de vacunación.
4.
Sin duda alguna, el sector privado tiene un rol
crucial que jugar en la titánica tarea de la vacunación masiva en los próximos
meses. Proteger la salud y recuperar el empleo y los ingresos son objetivos
compartidos por todos y, para alcanzarlos, se requiere de la cooperación y no de la competencia: cuanto antes se
articulen los esfuerzos entre actores públicos y privados, mejor. Lo que toca
ahora es coordinar esfuerzos para la distribución de vacunas compradas por el
Estado peruano y que esto se haga de acuerdo a la secuencia ya establecida, de
manera transparente, combatiendo la corrupción y evitando causar mayores
fracturas en la sociedad peruana.
5.
En un futuro, cuando las vacunas estén disponibles
para la compra y distribución por parte de los privados, esto no debe ser
desalentado. Traer más vacunas al país y que la plata de aquellos que la tienen
ayude a vacunarse más rápidamente a aquellos que no la tienen parece ser una
buen idea. Aquí, pueden diseñarse diversos esquemas, con estructuras de
incentivos adecuadas, que fomenten la equidad y la eficiencia en la titánica
labor que tenemos por delante.
6.
Hace
mucho tiempo que deberíamos estar trabajando en diseñar y socializar mecanismos
de cooperación pública-privada. Sin embargo, muchos han preferido dedicar su
tiempo a discutir sobre si la CONFIEP es un instrumento de Satanás o si Sagasti
es un comunista con pañuelo. Evidentemente, este sinsentido no solo se debe al
miedo y la desinformación propiciada por muchos, incluyendo algunos medios de
comunicación y políticos irresponsables, sino también a un problema de
comunicación que viene arrastrando el actual gobierno. Es hora de ponerse las
pilas y dejarse de discusiones sinsentido.
Es cierto, profesor, en vez de perder el tiempo en discusiones fatuas, debemos buscar ideas para ayudarnos entre todos.
ResponderEliminarSaludos.
Guayo partes de una premisa equivocada "todos somos iguales ante a ley" (sigues viviendo em Perú? ) y lo otro deja que el sector privadi avance todo lo que pueda porque sagasti no es gerente y hay mucha desconfianza de poner nuestras vidas en manis de un inexperto. un abrazo .
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