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Conversando con Julio Lira


Fuente: Diario Gestión

  1. El pasado viernes 10 de junio falleció Julio Lira. Él se había desempeñado como director periodístico de Gestión desde el año 2007. Desde ese puesto supo enrumbar su nave por las aguas turbulentas que le tocó navegar a la prensa escrita alrededor del mundo, producto del cambio tecnológico y la competencia de los medios digitales. Julio logró consolidar un excelente grupo profesional, atraer y mantener a un buen grupo de colaboradores externos, asegurar la calidad y objetividad del diario, y emprender nuevos retos como la versión digital de Gestión y la creación de espacios para el debate de políticas públicas, la discusión de temas empresariales y la publicación de diversos libros. Julio se va dejando una obra bien hecha, y muchos colegas y amigos que lo vamos a extrañar.
  2. Hace dos meses comencé a trabajar en un nuevo libro basado en las reflexiones contenidas en mis columnas en Gestión. Sería el cuarto libro de una aventura editorial que lanzamos en el 2013 con el apoyo del diario y, en particular, de Julio. El 15 de mayo le hice llegar el primer machote del libro, el cual está dedicado a él: “A Julio Lira Segura, amigo, gran periodista económico y, sobre todo, hombre de bien.” Por Whatsapp le hice saber que el libro se encontraba en la portería de su edificio. Me contestó: “Ya lo recogí. Muy gentil de tu parte, Carlos.” Fue el último intercambio con mi amigo.
  3. Me embarga un sentimiento de pérdida, pero también de alegría de haber compartido muchos momentos con alguien honesto y de mucho valor. Comparto con ustedes un párrafo del prólogo de mi libro que será presentado por la Universidad Continental en el mes de julio, tanto en Arequipa como en la Feria del Libro de Lima: “El presente volumen, es producto de mi larga y fructífera relación de colaboración con el diario Gestión y, en particular, con mi colega economista y gran amigo, Julio Lira Segura, a quien dedico estas páginas. Este año, Julio cumple treinta años en el diario. Me unen a él muchos años de trabajo conjunto, de conversaciones, frustraciones y alegrías. A Julio y a mí nos une el amor por el Perú, el interés por la economía, la frustración con la política peruana, el placer de la buena comida y, cómo no, el ser hinchas del mejor equipo…”
  4. Sé que a Julio probablemente no le habría gustado tanta declaración pública de amistad y admiración, pues él era una persona más bien reservada y humilde. Sin embargo, voy a compartir algunas conclusiones que me quedan de nuestras conversaciones. A pesar de ser una persona escéptica y, a veces incluso sarcástica, era un firme creyente en la economía de mercado, en la necesidad de promover la inversión privada y de que el Estado se dedique a hacer lo que tiene que hacer: proveer bienes y servicios públicos de calidad. La corrupción y la débil institucionalidad política eran motivos de gran frustración para él. La ausencia de una clase dirigente que asuma como suya la responsabilidad de lo público fue también materia de muchas conversaciones.
  5. Muchas veces me expresó su frustración con las iniciativas populistas y mercantilistas de diversos grupos políticos. “Es como si no hubiésemos aprendido nada de los años ochenta”, me decía. Sin duda, el populismo irresponsable y corrupto, disfrazado de reivindicacionismo de izquierda, le causaba escozor. Pero siempre promovió la discusión de ideas y trataba de atraer a nuestros debates a gente que pensase diferente a nosotros.
  6. Te vamos a extrañar, querido Julio.    


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