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Petroperú: del “Por qué no te callas” al ¡Cállate!

 

Fuente: Diario Gestión

  1. Hace cuatro semanas escribí un artículo en este diario titulado “Petroperú, crónica de un derrame anunciado”. Empecé refiriéndome a las millonarias pérdidas reportadas por la empresa, que llevarían a que tan solo en este año desaparezca más del 50% de los S/ 4,000 millones de soles que los contribuyentes tuvimos que aportar a Petroperú en el 2022. Tras señalar que “La hemorragia parece no tener fin”, preguntaba: “¿Por qué no se hacen públicas las medidas que se han implementado para mejorar el gobierno corporativo y la gestión de Petroperú a las que se obligó con el D.U. que aprobó el aporte de capital del año pasado? ¿O es que no se ha hecho nada al respecto? (…) Preguntamos porque no sabemos… y no sabemos por la falta de transparencia.” 
  2. Usualmente, la falta de transparencia lleva a que se oculten los errores y a que no se asuma la responsabilidad de las consecuencias de decisiones equivocadas. El tratar de tapar los errores es un defecto muy grave, pues no se aprende de ellos y estos de convierten en problemas recurrentes, con la consecuente afectación del valor de la empresa. 
  3. En el libro “La tragedia de las empresas sin dueño, El caso Petroperú”, publicado en el 2020, señalo que “La falta de transparencia y la consecuente corrupción que afectaban a Petroperú desde hace ya muchos años se convirtió en el foco de mi atención (…) Para erradicar la cultura de otorongo no come otorongo, teníamos que destapar nuestros errores, ponerles los reflectores, hacerlos públicos y, por supuesto, aplicar las sanciones necesarias”. 
  4. Se imaginarán ustedes la sorpresa que tuve la semana pasada cuando recibí una carta de Petroperú en que se lee: “solicitamos que de manera inmediata se abstenga de seguir brindando opiniones que menoscaben la reputación de nuestra empresa, poniendo en tela de juicio la credibilidad y transparencia de nuestras acciones…”. En la misiva me indican que deje difundir información que consideran “lesiva, fuera de la realidad y sin prueba alguna que la sustente, además de ser incompatible con el otorgamiento del financiamiento que usted goza para la defensa legal de aquellas denuncias por hechos ocurridos mientras ejerció el cargo de presidente del Directorio de Petroperú”. Y más sorprendido quedé cuando me enteré que otro expresidente del Directorio de Petroperú había recibido una comunicación similar en la misma fecha que yo lo hice.
  5. Parece ser que alguien en la empresa –o probablemente en el MINEM– considera que las críticas que se hacen a los problemas de gobierno corporativo de Petroperú, a los resultados financieros que viene reportando la empresa, y a que esta no tiene la capacidad para asumir más encargos –como la explotación directa de lotes petroleros–, dañan su reputación y reducen su valor. 
  6. ¿Es que no se dan cuenta de que lo que daña la reputación y el valor de Petroperú son justamente los actos y resultados que se critican? La información y los datos sobre el mal desempeño de Petroperú son reales e incontrovertibles, y han dado sustento a nuestras opiniones sobre los problemas que enfrenta la empresa. 
  7. Sé que recibir críticas, cuando se trabaja en un entorno heredado muy complicado, puede generar frustración y malestar. Durante la gestión que me tocó al frente de Petroperú también recibimos críticas y sugerencias, incluyendo las de exdirectores y exfuncionarios de la empresa. Tras recibirlas, analizábamos si estas tenían fundamento, para luego introducir mejoras –en caso esto fuese posible– o poner en conocimiento de la opinión pública lo que estábamos haciendo y las razones de nuestra actuación. 
  8. Fuimos muy claros en señalar que Petroperú estaba sobreendeudada y que requería de un aumento de capital de parte del Estado. Señalamos también que la decisión de construir la nueva refinería había sido un error y explicamos por qué, pese a este error de origen, en ese momento tenía sentido seguir adelante y terminar el proyecto cuanto antes. Compartimos esta información a pesar de las críticas que recibiríamos, pues de eso se trata el liderar con transparencia. El comportamiento que tuvimos difiere mucho del que la empresa está mostrando ahora al pretender silenciar las críticas con amenazas. 
  9. Dejar entrever que las críticas de exfuncionarios son incompatibles con que la empresa asuma los costos de su defensa legal, a lo cual está obligada contractualmente, constituye una amenaza abierta e insensata. Implicaría no sólo incumplir con obligaciones contractuales, con el único objeto de silenciarnos, sino que, además, constituye un delito previsto y sancionado por el Código Penal vigente.  
  10. Resulta penoso ver a Petroperú recorrer este camino. Vulnerar el derecho a la libertad de expresión de terceros a fin de ocultar sus propias deficiencias es sencillamente inaudito. Este es un ejemplo más de por qué Petroperú debe ser vigilada de más cerca. Ojalá que pronto regrese al ámbito de FONAFE y que la CGR tome cartas en el asunto.


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