Fuente: Diario Gestión
- La semana pasada, el presidente de la República dio un importante discurso en la primera sesión de la CADE 2025. Este fue bien recibido, contribuyó a reducir la incertidumbre y a mejorar el clima de negocios. Sin duda, la frivolidad, la dejadez y la falta de norte del gobierno de Boluarte –por no hablar del gobierno de Castillo– habían puesto una vara muy baja contra la cual evaluar al gobierno que lo sucediese. En su discurso, José Jerí fue claro en priorizar tres objetivos: seguridad ciudadana, elecciones limpias y reactivación económica. Si cumple con estos, el gobierno de transición habrá sido exitoso, superando las expectativas que muchos teníamos cuando recién se instaló.
- En materia de seguridad ciudadana, aumentar el patrullaje en las calles en coordinación con las fuerzas armadas y los gobiernos locales, decretar el estado de emergencia en Lima y Callao, imponer un orden mínimo en los penales y realizar visitas inopinadas a las comisarías, acompañar a la policía en momentos difíciles y anunciar que se la dotará de mayores recursos presupuestales, han sido unos buenos primeros pasos. Si se ha identificado a este como el principal problema a resolver, será necesario fijar metas concretas y gestionar en base a resultados. Como en la mayor parte de los servicios públicos que debe proveer el Estado, el problema es principalmente uno de gestión, no de presupuesto.
- La presencia continua del presidente y sus ministros tomando cuentas y exigiendo resultados, puede hacer una gran diferencia y marcar un nuevo estilo de gestión pública. Es importante que el presidente y su ministro del interior lideren la gestión del cambio en materia de seguridad de manera visible y permanente. Capturar al prófugo más notorio del país –el jefe o socio de Boluarte– sería un gran logro y una importante señal, como lo han sido las acciones de la cancillería con México y Cuba, países a los que se ha enviado una clara señal de no interferir en nuestra política interna. ¡Ya era hora!
- Con respecto a asegurar unas elecciones limpias, es importante revisar lo sucedido en el 2021. Lección: “no solo hay que ser demócrata e imparcial, sino parecerlo”. El gobierno de transición debe tomar todas las medidas para que los peruanos tengamos la seguridad de que nuestro próximo presidente sea el que realmente elegimos de manera mayoritaria. Esto incluye invitar a misiones internacionales de observación electoral, fortalecer presupuestalmente a la ONPE y al JNE, e impulsar sistemas de control y auditoría concurrente que le den toda la transparencia posible a las siguientes elecciones.
- En materia económica, el presidente y su equipo de gobierno no enfrentan la tentación de pegarse una farra fiscal; todo lo contrario. Su estructura de incentivos –gobernar y liderar al país durante estos pocos meses de manera tal de incrementar su probabilidad de éxito en elecciones futuras– es consistente con la responsabilidad fiscal y con ponerle un freno efectivo a los ímpetus populistas del Congreso. Algunos erróneamente creen que esto le podría costar el cargo. Más bien, el presidente debe demostrar que es diferente a aquellos que lo llevaron al poder, quienes tendrían muy poco que ganar si lo remueven del cargo y seguramente mucho que perder. El gobierno tiene la oportunidad de fortalecer su posición buscando el concurso y el apoyo del Consejo Fiscal. Tal vez esto refleje un pensamiento fuera de la caja, pero eso es justamente lo que se necesita en un gobierno corto como el de Jerí si es que quiere dejar huella.
- Contrariamente a lo que podría pasar con un gobierno populista –de izquierda o de derecha–, difícilmente el gobierno de Jerí comprometerá la disciplina fiscal o el crecimiento económico con una expansión irresponsable del gasto corriente. Más bien, su ministra de economía planea implementar un esfuerzo desregulatorio que fomente la inversión y la eficiencia económica. La promoción de la inversión, sobre todo a través de las APPs, ya sean nuevas o ampliando los plazos de las vigentes, es un instrumento que la administración actual –Proinversión– ha señalado que usará de manera responsable. Las consecuencias favorables para la economía de ambos tipos de medidas podrían ser muy importantes, tanto en el corto como en el largo plazo.
- La responsabilidad fiscal también deberá reflejarse en las decisiones que se tomen respecto a Petroperú. La remoción del directorio es una buena señal respecto al futuro de la empresa. Implementar la restructuración de la misma es una tarea urgente a cumplir en el corto plazo. Transparentar y sentar las bases para mejorar la gestión de esta y las demás empresas públicas es indispensable. Es necesario desideologizar este tema y gestionar racionalmente en beneficio de la mayoría de los peruanos y no de unos cuantos que laboran en estas empresas.
- Como indiqué en un artículo anterior, usualmente nos quejamos por focalizarnos en el vaso medio vacío, pero resulta obvio que también está medio lleno. Aprendamos a valorar este último y tratemos de llenarlo un poco más.
Comentarios
Publicar un comentario